La mayoría de nosotros hemos tenido dificultades para balancear prioridades en las diferentes etapas de nuestras vidas. Es casi un desafío esperado para el que debemos prepararnos a enfrentar cuando entramos a la adultez. A menudo nos encontramos debatiendo sobre qué actividad tiene prioridad en nuestra vida diaria. Por ejemplo, tenemos dificultades para priorizar entre; expectativas de trabajo, responsabilidades familiares, atención personal como ir al gimnasio, expectativas sociales como compartir con amistades y devoción espiritual si el tiempo lo permite. Es de nuestro mayor interés ser competentes en el arte de gestionar las prioridades adecuadamente para lograr nuestros objetivos.
El primer paso para dominar este arte es definir cuáles son nuestras prioridades en la vida. El significado variará de persona a persona, sin embargo, las técnicas para administrar nuestras prioridades tienden a ser universales y no están sujetas a idioma, territorios o cualquier otra limitación.
Considere las siguientes recomendaciones para mejorar sus habilidades de balancear prioridades. Están diseñadas de manera que puedan relacionarse con sus experiencias y tienen una estructura simple y aplicable a cualquier audiencia.
Diez consejos para administrar prioridades
Crear una lista. Documente lo que debe hacerse, de lo contrario, correrá el riesgo de tener demasiado en su mente.
Clasificar las tareas pendientes. Hay que trabajar de manera eficiente. Tenga en cuenta que no todas las actividades en la lista de tareas son críticas. Clasifique las actividades entre Debe hacerse, Puede hacerse, Sería bueno hacerlo, Puede esperar.
Ser realista. Evaluar lo que hay que hacer e identificar qué se puede hacer y qué se debe posponer.
Evaluar el impacto. Cuando decida asumir una tarea / desafío, visualice cómo cambiará el statu quo actual, luego de completar la tarea. Centrarse en los esfuerzos de altos resultados.
Evaluar costo-beneficio. Dado que nuestro tiempo es limitado y nuestra lista pendiente de cosas por hacer no lo es, asegúrese de identificar los ingresos y egresos. El resultado debe superar los esfuerzos. Si el resultado general no es significativamente positivo, actualice la categoría.
Apoderarse de la actividad. Cuando decida completar una tarea y perseguir una meta, dedique toda su atención a la tarea en cuestión.
Manejar distracciones. Esté atento a las personas, lugares o cosas que intentarán interrumpir su enfoque. Prepárese para desconectarlos.
Prepárese para lo inesperado. Nunca subestime los cambios de última hora. En cambio, planifique que sus prioridades cambiaran a mitad del camino. Cuando suceda, active el plan B.
Establecer puntos de control. Asegúrese de crear paradas periódicas para revisar el progreso realizado hacia los objetivos y evalué si las expectativas deben calibrarse.
Celebrar pequeñas victorias. Paso a paso puedes terminar el maratón. En lugar de pasar por alto pequeños éxitos, celébrelos. Úselos como combustible para continuar a través del viaje.
Deberíamos poder encontrar tiempo para hacer lo que es importante en nuestras vidas. Mientras planifiquemos y organicemos nuestra rutina, eliminemos el equipaje innecesario y nos mantengamos enfocados, llegaremos a nuestro destino y disfrutaremos de los logros a lo largo del camino.
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